¿Alguna vez te has imaginado cómo sería la vida si los aparatos electrónicos de todo el mundo dejaran de funcionar de repente? ¿Si continentes enteros se quedaran sin electricidad, agua corriente y sistemas de comunicación? Imagina un apagón, pero peor aún: los aparatos electrónicos, dispositivos y generadores alimentados por baterías dejarían de funcionar al instante. Las consecuencias serían catastróficas y podrían transformar países del primer mundo en países del tercer mundo.
Si crees que esta situación solo podría ocurrir en una película de ciencia ficción, estás equivocado. Los ataques de pulsos electromagnéticos (PEM) tienen el potencial de convertir esta pesadilla en realidad.

¿Qué es un ataque de pulso electromagnético (EMP)?
Un pulso electromagnético, o PEM, es una explosión masiva de energía electromagnética que puede ocurrir de manera natural o inducirse deliberadamente. Las ondas electromagnéticas liberadas en un PEM actúan como un imán gigante en movimiento, lo que provoca un campo magnético cambiante que mueve electrones en cables cercanos, lo que induce una corriente. Sin embargo, con una explosión de energía tan grande, un PEM puede causar sobrecargas de energía dañinas en cualquier dispositivo electrónico que se encuentre dentro del alcance.
Tipos de ataques EMP, cómo funcionan y sus efectos
Existen tres tipos principales de ataques electromagnéticos: naturales, nucleares y no nucleares. Los electromagnéticos naturales provienen del sol, mientras que los demás son artificiales. Sin embargo, ambos provocan la desactivación masiva, temporal o permanente, de la electricidad y los aparatos electrónicos.
EMP naturales
Un ataque electromagnético natural, comúnmente conocido como tormenta geomagnética, ocurre cuando el sol expulsa una corriente masiva de plasma. La mayor parte del tiempo, el campo magnético de la Tierra desvía estas eyecciones. Sin embargo, si se emite suficiente plasma a la vez, el impacto puede hacer que el campo magnético se tambalee y genere un ataque electromagnético extremadamente poderoso.
El último evento significativo fue el Evento Carrington en 1859, la tormenta geomagnética más intensa registrada en la historia. Destruyó la mayor parte de la nueva red telegráfica. Los expertos sugieren que si una tormenta similar ocurriera hoy, podría causar miles de millones o incluso billones de dólares en daños a satélites, comunicaciones por radio y redes eléctricas, lo que resultaría en apagones eléctricos masivos que podrían tardar semanas o incluso años en repararse.
En 2012, evitamos por poco una tormenta de este tipo, cuando una tormenta geomagnética se estrelló contra la Tierra a una semana de distancia y en su lugar impactó contra una nave espacial STEREO-A. La NASA predijo que, si esta tormenta hubiera impactado la Tierra, habría requerido más de dos años de esfuerzos de recuperación, con un impacto económico total de más de dos billones de dólares, veinte veces más que el costo del huracán Katrina.
Pulsos electromagnéticos nucleares
Los pulsos electromagnéticos nucleares se crean generalmente mediante explosiones nucleares y se consideran armas de guerra impresionantes. Se producen cuando se detona un arma nuclear en lo alto de la atmósfera. La radiación gamma de la explosión nuclear arranca electrones de las moléculas del aire y los acelera a una velocidad cercana a la de la luz. Estos electrones portadores de carga, acorralados por el campo magnético de la Tierra, generan una corriente eléctrica fluctuante y potente, lo que da lugar a un pulso electromagnético masivo.
Los pulsos electromagnéticos nucleares se detectaron por primera vez en la década de 1950 durante las pruebas nucleares. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos llevó a cabo la "Operación Fishbowl", una serie de pruebas nucleares a gran altitud para investigar los pulsos electromagnéticos como armas de destrucción masiva. En 1962, la prueba "Starfish Prime" detonó una bomba de 1,4 megatones sobre el océano Pacífico, lo que provocó daños inmediatos en equipos eléctricos a más de 800 millas de distancia, incluso en Hawái.
Los ataques electromagnéticos nucleares forman parte de las doctrinas militares de China, Corea del Norte, Irán y Rusia. Si bien aún no se ha producido un ataque de ese tipo, sus posibles consecuencias en el mundo actual, tan dependiente de la tecnología, serían devastadoras: continentes enteros podrían quedar sin electricidad, agua, electricidad y comunicaciones.
EMP no nucleares
Los pulsos electromagnéticos no nucleares (NNEMP) son menos potentes que los pulsos electromagnéticos nucleares, con alcances de impacto que van desde cientos de metros hasta varios kilómetros. Son más específicos y se consideran armas militares no letales y altamente efectivas. Los NNEMP pueden desactivar los dispositivos electrónicos enemigos sin dañar a los humanos, lo que los hace favorables en la guerra moderna, donde generalmente se evitan las bajas civiles.
Los misiles NNEMP, que se lanzan a través de drones o aviones, pueden inutilizar redes de comunicación, bloquear tanques, inutilizar buques de guerra, silenciar redes de radar y provocar cortes de energía. Por ejemplo, en 2003, Estados Unidos utilizó una bomba electrónica para inutilizar la televisión iraquí, cerrando así la red de propaganda de Saddam Hussein.
¿Qué tipos de dispositivos electrónicos pueden sobrevivir a un evento EMP?
Un pulso electromagnético generalmente ataca a dispositivos electrónicos de estado sólido en lugar de a tubos de vacío. La mayoría de los dispositivos electrónicos y tecnologías modernas son de estado sólido y quedarían inutilizables durante un pulso electromagnético, incluidos dispositivos móviles como teléfonos celulares, tabletas y computadoras portátiles. Esta pérdida de datos puede ser particularmente problemática para personas u organizaciones de alto perfil que manejan información confidencial.
Las redes eléctricas, que sustentan infraestructuras críticas como alimentos, agua, combustible, comunicaciones y servicios de emergencia, también serían vulnerables. Incluso los dispositivos de respaldo, como generadores y aparatos electrónicos alimentados por baterías, quedarían inutilizables.
Sin embargo, los dispositivos electrónicos simples que utilizan tubos de vacío, como los paneles solares, los electrodomésticos no eléctricos, los electrodomésticos manuales, los dispositivos electrónicos antiguos, algunos dispositivos electrónicos portátiles pequeños y los vehículos de combustible alternativo, tienen más posibilidades de sobrevivir.
Iniciativas gubernamentales para prepararse ante un ataque EMP
En 2015, el Congreso de Estados Unidos celebró una audiencia conjunta para analizar la preparación ante amenazas de pulso electromagnético. El Congreso creó dos comisiones de pulso electromagnético, que presentaron sus conclusiones en 2004 y 2008. Sobre la base de esas recomendaciones, desde 2009 se han presentado proyectos de ley en todos los congresos para reforzar la protección de la red eléctrica, aunque ninguno se ha convertido en ley.
El Departamento de Defensa (DoD) trasladó el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte al interior de Cheyenne Mountain en Colorado porque la montaña está protegida contra pulsos electromagnéticos. Los gobiernos estatales también han tomado medidas para proteger partes de su red eléctrica.
En 2019, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) publicó el Informe sobre el estado de los pulsos electromagnéticos (EMP), como parte de los esfuerzos para respaldar la Orden Ejecutiva (EO) 13865 sobre la coordinación de la resiliencia nacional ante los pulsos electromagnéticos. Esta orden prioriza la resiliencia y los estándares de seguridad para la infraestructura crítica de EE. UU.
Desde la Orden Ejecutiva 13865, el DHS, a través de la Agencia de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), la Dirección de Ciencia y Tecnología (S&T) y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), ha tomado medidas para abordar las vulnerabilidades de los pulsos electromagnéticos. Esto incluye análisis de datos, evaluaciones de riesgos, participación de la industria y programas piloto para proteger las infraestructuras críticas.
Consejos para reducir el riesgo de sufrir un ataque EMP
Los dispositivos electrónicos se han convertido en parte integral de nuestra vida diaria, lo que nos hace vulnerables a los ataques electromagnéticos. Para proteger sus dispositivos y datos, tenga en cuenta estos consejos:
Bloqueo de ataques EMF y EMP con jaulas de Faraday
La jaula de Faraday, inventada por Michael Faraday, utiliza inducción electromagnética con una jaula de metal. La jaula desvía los campos eléctricos entrantes, neutralizando cualquier carga en su interior. Esto la convierte en una herramienta eficaz para proteger los dispositivos electrónicos de los ataques electromagnéticos.
Sin embargo, no todas las jaulas o conductores pueden detener un pulso electromagnético. Los distintos metales bloquean distintas frecuencias y cualquier orificio o fuga en el conductor puede permitir el paso de longitudes de onda. Para dispositivos portátiles, utilice una bolsa Faraday probada contra pulsos electromagnéticos, como la Ultra Armor™ de DefenderShield®, que bloquea de 0 a 90 GHz y está probada contra pulsos electromagnéticos.
A medida que los ataques EMP se convierten en una amenaza real en nuestro mundo digital, es importante estar consciente del daño potencial y saber cómo proteger sus dispositivos y datos.